¿Mi hijo tiene autismo?

signos de alarma autismo

¿Te has preguntado alguna vez si tu hijo tiene TEA? Entonces, sigue leyendo. Te explicaré qué es y los signos de alarma del autismo.

El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo, que afecta a las relaciones socio-emocionales, a la comunicación, a la capacidad simbólica, y a la flexibilidad cognitiva y conductual de las personas afectadas.

¿Esto qué quiere decir?

Vamos paso por paso.

Relaciones socio-emocionales

En las relaciones socio-emocionales, entran en juego muchos aspectos: reconocer y comprender las propias emociones, comprender las de los demás, adecuar nuestro comportamiento al contexto, tener en cuenta los sentimientos y pensamientos de los demás a la hora de tomar decisiones o de hacer cosas, etc.

Las personas con TEA tienen muchas dificultades en este área. De hecho, es la que más destaca y «da la voz de alarma» de que existe alguna dificultad.

Las dificultades pueden variar de una persona a otra: pueden ir desde sutilezas sociales como no saber adecuar su conversación al contexto (por ejemplo, cambiar de tema si ve que la persona con la que está hablando se está aburriendo) hasta mantener una interacción básica, como mirar a los ojos, señalar, compartir con la mirada los momentos de disfrute…

Comunicación

La comunicación engloba tanto el lenguaje no verbal como el verbal. A grandes rasgos, el lenguaje verbal es lo que se dice de forma oral, y el lenguaje no verbal implica gestos, miradas y otros elementos que acompañan a lo que se quiere decir.

En este caso, las personas con TEA tienen dificultades en este área, también con una gran variabilidad: desde no comprender los gestos y lo que quieren decir en cada contexto hasta no comprender el propio lenguaje oral.

Capacidad simbólica e imitativa

La capacidad simbólica es la capacidad de interpretar el significado de un dibujo (por ejemplo, entender que vamos a comer al ver el dibujo de una cuchara), pero también es la capacidad de imaginarnos cosas, de jugar a juegos de ficción donde hago que mi mano sea un teléfono, o donde aprendo a desempeñar un rol (de cociner@, de profesor/a, etc.) o también la capacidad de jugar de manera creativa con los juguetes (por ejemplo, hacer puentes con los bloques, pero también un castillo; o me invento historias mientras juego, etc.).

Tanto la imitación como este tipo de juego es importantísimo para el desempeño social, porque los niños aprenden a través de los modelos que les vamos ofreciendo y porque ponen a prueba sus habilidades sociales y juegan a ser mayores en un entorno seguro y sin grandes consecuencias.

A los niños con autismo les cuesta imitar gestos, acciones o modelos, y también jugar a este tipo de juegos. Necesitan una guía para comprenderlos y enseñarles cómo jugar. También, como en los otros aspectos, hay mucha variabilidad: desde no tener ninguna motivación por jugar a juegos de ficción hasta tener una variedad limitada de acciones y falta de creatividad (por ejemplo, sólo dar de comer y dormir a los bebés).

Flexibilidad cognitiva

Por último, la flexibilidad cognitiva y conductual es la habilidad que tenemos para adaptarnos a las circunstancias de cada momento, pero también la capacidad de entender los dobles sentidos del lenguaje.

Esta flexibilidad se puede ver en el día a día: si los cambios de rutina le afectan mucho, si se resiste a cambiarlos, si suele hacer determinadas cosas de la misma manera, etc. También, si se comporta de igual manera con conocidos que con desconocidos, o con niños mayores y pequeños.

En el juego, también se observa muy bien esta inflexibilidad. Hay niños que aprenden a jugar de una determinada manera con los juguetes y es funcional, pero tienen dificultades para jugar de otra manera.

No obstante, a todos les tranquiliza saber qué va a pasar después, sobre todo cuando no les gusta lo que están haciendo (lo cual también es frecuente en el resto de los mortales, ¿no? 😉 ).

niña problema de conducta autismo

Comprendiendo a las personas con TEA

Ahora, imagínate por un segundo que no sabes cómo hacer para que alguien te ayude a cubrir tus necesidades (beber agua, ir al baño, que te lleven a dormir, etc.). No sabes que los gestos comunican, que el lenguaje sirve para expresar tus ideas, que con la mirada puedes expresar satisfacción o rechazo,… Difícil hacerse entender, ¿verdad?

Pues es por eso que muchas veces los niños con TEA tienen problemas de conducta. No saben expresar lo que sienten o necesitan de otra forma y saben que, de esa manera, sus padres «se pondrán la chaqueta de detectives» e investigarán qué necesitan, a través de ensayo-error y ensayo-acierto.

Por otro lado, las personas con TEA también suelen tener hipo- o hipersensibilidad a determinados estímulos, aunque no es exclusivo de este trastorno, sino que suelen aparecer en otros trastornos del neurodesarrollo.

¿Y esto qué quiere decir? Pues que sienten poco o demasiado determinados estímulos sensoriales. Por tanto, necesitan mucho o muy poco de ese estímulo, respectivamente, para que su cerebro reciba esa información.

Por poner dos ejemplos, hay personas que tienen mucha sensibilidad a las texturas de la comida y tienen dificultades en la alimentación porque sienten «demasiado» la textura y les da asco. Y otras, están todo el rato moviéndose y probando diferentes posturas con su cuerpo (el pino, la voltereta, tumbarse en el suelo, etc.), y eso puede ser indicativo de que el sistema vestibular no está bien desarrollado.

¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene TEA?

Como ya has visto, existe una gran variabilidad en el diagnóstico de TEA. Hay personas que tienen dificultades muy sutiles y que no suelen detectarse hasta que no son un poco más mayores, y hay otros niños, que con 18 meses muestran signos evidentes.

¿Cuáles son los signos de alarma de autismo en niños pequeños?

Desde los 2 hasta los 6 meses (tanto por exceso como por defecto) (Busquets et al., 2018):

  • Procesamiento sensorial atípico (hiper- o hiposensibilidad)
  • Alteración del contacto ocular
  • Alteración en la capacidad de reacción al entorno (llanto difícil de interpretar y de calmar, no llora).
  • Sonrisa social alterada (a partir de los 3 meses)
  • Mayor interés por los objetos que por las personas (a partir de los 4-5 meses)
  • Dificultades motoras (hipotonía o hipertonía) (a partir de los 4 meses)
  • Alteración en la interacción con el adulto

Entre los 6 y 12 meses (exceso y defecto) (Busquets et al., 2018):

  • Alteraciones en la comunicación y lenguaje (balbuceo peculiar, no dirigido, o ausencia de balbuceo).
  • Alteraciones en la interacción con el adulto (no muestra disfrute, no inicia ninguna interacción)
  • Autosensorialidad: movimientos estereotipados, manierismos, exploración peculiar de los objetos.
  • Expresiones faciales peculiares
  • Reacción atípica de ansiedad ante extraños (hiper- o hiporreactividad). No aparece tampoco la búsqueda de un objeto desaparecido (a partir de los 8 meses).
  • Alteración en la atención conjunta (es decir, compartir experiencias, peticiones, etc. con la mirada).
  • No responde al nombre cuando se le llama (a partir de los 12 meses).
  • Ausencia de gestos comunicativos espontáneos (señalar, gesto de «dame», saludar con la mano, etc.) (a partir de los 12 meses).
  • No imita (a partir de los 12 meses).

Si quieres leer más a fondo estos signos, puedes consultarlo aquí.

Entonces, ¿esto quiere decir que si muestra un signo de alarma mi hijo tiene TEA?

Absolutamente, no. Algunos signos de alarma de autismo son compartidos con otras dificultades en el desarrollo. Por eso, es necesario hacer una evaluación global de su desarrollo y descartar otros trastornos.

¿Y en más mayores?

Si aún no se ha hecho un diagnóstico y el niño ya es mayor, probablemente los síntomas sean muy sutiles y es necesario hacer una evaluación muy exhaustiva. Existen cuestionarios de screening gratuitos en Internet, pero recomiendo encarecidamente que no se hagan sin supervisión de un profesional experto en TEA porque puede conducir a malas interpretaciones.

Por tanto, si crees que tu hijo tiene dificultades para relacionarse con los demás o muestra algunos signos de alarma de autismo como las que hemos señalado en este post, no lo dudes y llámame.

Podemos ayudarte a despejar todas tus dudas y a mejorar su bienestar.

La detección precoz es fundamental.

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2 Comments

    1. Marta González: psicóloga del desarrollo

      Buenas tardes, Denise.
      Sí, nosotros trabajamos con la metodología Denver para niños pequeños con TEA, además de utilizar otras herramientas (pictogramas, agendas visuales, comunicación bimodal, etc.). Si quieres más información, puedes llamarnos al 622 907 478 o enviar un e-mail a info@martapsicologa.es. Estaré encantada de atenderte. Muchas gracias.
      Un saludo,

      Marta González

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